Varios lingüistas han propuesto distintas clasificaciones de las funciones del lenguaje.
El lingüista Karl Bühler propuso que existían únicamente tres funciones:
- La función representativa o referencial, por la cual se trasmite una información objetivamente. Es la función principal del lenguaje, ya que es la que transmite información más amplia.
- La función expresiva o emotiva, que expresa sentimientos del emisor.
- La función conativa o apelativa, mediante la que se influye en el receptor del mensaje mediante órdenes, mandatos o sugerencias.
La idea de Habermas está en completar el modelo de Bühler; eso implica que tenga que encontrarle a la función expresiva y apelativa del lenguaje sus propias pretensiones de validez, para de esta manera encontrar un punto de convergencia en el reconocimiento intersubjetivo de los participantes en la acción y así darle respuesta a la pregunta: ¿Qué quiere decir entender el significado de una expresión?
"La teoría del significado sólo podrá llevar a efecto la pretensión integradora de la teoría de la comunicación...,si logra dar a las funciones apelativa y expresiva del lenguaje una base sistemática análoga a la que la semántica veritativa a dado a la función expositiva del lenguaje" (8)Si se logra este salto, la teoría del significado pasa del análisis proposicional a un análisis de acciones lingüísticas o pragmáticas, y en los actos de habla los contenidos ilocucionarios adquieren una racionalidad que se presentaría como nexo con las otras condiciones de validez (expresivas, apelativas). Así, la relación lenguaje-mundo objetivo se complementaría con la introducción de otras pretensiones de validez no condicionadas por la verdad proposicional. Estas pretensiones son la rectitud normativa y la veracidad subjetiva que harían referencia a su respectivo mundo.
La teoría de la acción comunicativa cumplen con las tres funciones del modelo orgánico de K. Bühler cuando en la función apelativa del lenguaje, la emisión expuesta en dicho acto tiene como referencia el mundo social, o sea, cuando el actor se relaciona como mínimo con otro hablante. La acción comunicativa cumple con la función expresiva del lenguaje cuando en la emisión, los actos de habla tienen como referencia el mundo subjetivo, mundo al cual sólo tiene acceso privilegiado el hablante.
De esta manera el papel ilocucionario de los actos de habla cumplen con las tres funciones en el uso del lenguaje que exige el modelo. La función expositiva la cumplen los actos de habla constatativos que se legitiman en pretensiones de validez que buscan la verdad. La función apelativa con los actos de habla normativos que se legitiman en la pretensión de rectitud de los hablantes. La función expresiva en los actos de habla representativos que se expresan en la veracidad de los hablantes.
Habermas observa cómo la interacción social del ser humano pasa de estar basada en ritos y en lo sagrado a la potencia del signo lingüístico, con la fuerza racional de las verdades sometidas a crítica. Las estructuras de acción comunicativa orientadas a un acuerdo se vuelven cada vez más efectivas tanto en la reproducción cultural como en la interacción social o en la formación de la personalidad.
Concepto
Siguiendo a Humboldt, que establecía al lenguaje como configurador del pensamiento, Habermas opina que no hay mente, ni actividad intelectual sin un lenguaje previo. Si todo ser humano nació en una comunidad lingüística, el lenguaje es, paradójicamente, anterior al hombre, todo el que quiso decir algo ya tuvo que suponerlo. Habermas admite esta independencia del lenguaje y elabora su teoría filosófica a partir de lo que él llama los universales del habla: aquellos supuestos que debe considerar cualquier hablante antes de emitir palabra, porque son “mandatos” del lenguaje. Estos supuestos son ciertos en cualquier lengua, por tanto universales. Un hablante no puede dejar de pretender, si es que quiere alcanzar un consenso comunicativamente:
1. Inteligibilidad para lo que se dice. La comunicación resulta imposible si lo que se dice es incomprensible para los demás.
2. Verdad para aquello que se dice. Para el contenido de lo que se dice en relación con lo objetivo (si digo “esta mesa es verde” debe ser verde) o para las condiciones de existencia de lo que se dice (si digo: “cierra la puerta” se presupone que la puerta estaba abierta).
3. Rectitud para su acto de habla en relación con un contexto normativo. Esto significaría lo siguiente: todo hablante se atiene a un conjunto de normas aceptadas por todos. Si dice “usted se calla” es porque debe estar autorizado a decirlo.
4. Veracidad para su formulación como expresión de su pensamiento. Lo que dice debe ser lo que cree o piensa, si miente, la comunicación se rompe
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