
El término homúnculo (del latín homunculus, ‘hombrecito’, a veces escrito homonculus) es el diminutivo de hombre (a menudo despectivo) y se usa frecuentemente para ilustrar el funcionamiento de un sistema.
Se
usa también comúnmente para describir una figura humana distorsionada
dibujada para reflejar el espacio sensorial relativo que nuestras partes
corporales representan en la corteza cerebral.
El homúnculo sensitivo se puede definir como la proyección de las áreas sensoriales de la piel y articulaciones sobre una sección del cerebro, la corteza somatosensorial. Si registramos esta información mediante electrodos podemos hacer un mapa con el destino de las señales sensitivas. Se representa la mitad contralateral invertida del cuerpo, ya que las fibras nerviosas se entrecruzan a nivel del tronco encefálico.
Esta representación es flexible y se puede modificar con la experiencia.
Las áreas que más espacio ocupan son los labios, las manos y en líneas generales la cara.
Esto es debido a la mayor sensibilidad de estas partes y a la
complejidad de movimientos de los músculos faciales que mediante la mímica son capaces de expresar una gran cantidad de emociones.
Las manos
son características de nuestra evolución. El hecho de “oponer “el
pulgar, es decir, poder tocarse la punta de los dedos con el pulgar
permite cerrar el puño y ejecutar movimientos delicados. Esto le
permitió a nuestros antepasados como el homo habilis,
evolucionar, y junto con la capacidad de hablar (mímica, expresión)
crear una sociedad compleja, arte, culturas, obtener más recursos del
entorno, etc.
Por eso nuestras manos y rostro (ojos,
boca) están ligados a la evolución del pensamiento, reflejando el estado
de la mente y lo que hacemos con estas partes influye en el cerebro,
mucho más que por ejemplo, la información proveniente de los muslos o la
espalda.

También hay un homúnculo motor; las partes del cuerpo se representan en la corteza motora primaria, ubicada en el lóbulo frontal.
Al igual que para la sensibilidad, en el área motora,
la mano, la boca y los pies están representados con mayor tamaño que el
resto, es evidente ya que sus movimientos son más complejos y requieren
mayor precisión. Por ejemplo el pulgar, que se usa en miles de
actividades complejas, aparece mucho más grande que el muslo o el
antebrazo, que tienen un movimiento relativamente simple. La corteza
motora primaria de un hemisferio controla el lado opuesto.
Otra zona relacionada es la corteza premotora que está relacionada con la elaboración de patrones de respuesta e interviene en movimientos complejos. Está situada delante de la corteza motora primaria (áreas 6 y 8 de Brodman). Recibe aferencias desde los ganglios basales.
Otra zona relacionada es la corteza premotora que está relacionada con la elaboración de patrones de respuesta e interviene en movimientos complejos. Está situada delante de la corteza motora primaria (áreas 6 y 8 de Brodman). Recibe aferencias desde los ganglios basales.
Desde el punto de vista de la circulación de la energía vital (Chi), las manos y los pies son grandes conductores de energía, de hecho los principales canales por donde esta circula se inician o terminan en los dedos.
Esto es conocido desde la antigüedad. En el chi kung y en el taichi la
forma en que se mueven y posicionan las manos y pies es muy importante,
al igual que su conexión con la mente y la respiración.
En la postura de zazen la posición de las manos es fundamental. Se le llama hokai jojin. Se dice que en ellas se contiene el cosmos entero. En otras formas de meditación las manos adoptan diferentes posiciones (mudras). Esto genera una influencia directa y profunda en la conciencia.
También en el homúnculo se refleja la propiocepción cinestésica, es decir, cómo se siente el cuerpo al moverse. Esta representación cortical desempeña un papel principal en el fenómeno del miembro fantasma y su opuesto, o sea la desaparición de miembros corporales de la percepción consciente causada por ciertas lesiones cerebrales.
También en el homúnculo se refleja la propiocepción cinestésica, es decir, cómo se siente el cuerpo al moverse. Esta representación cortical desempeña un papel principal en el fenómeno del miembro fantasma y su opuesto, o sea la desaparición de miembros corporales de la percepción consciente causada por ciertas lesiones cerebrales.

El homúnculo motor evoluciona con la edad y difiere de una persona a otra.
La
mano en el cerebro de un recién nacido es diferente a la mano en el
cerebro de un pianista. Este tipo de diferencias está presente también
en otras condiciones. Probablemente puedas flexionar y extender sólo la
punta de tu pulgar a voluntad. La mayoría de la gente puede hacer esto
con bastante facilidad, pero relativamente poca gente puede hacer
movimientos análogos con el resto de los dedos. Algunos pueden plegar o
girar la lengua, otros mover en forma independiente cada oreja o arquear
una sola ceja. La diferencia se debe a las variaciones en la
organización funcional de las áreas del cerebro relacionadas, es decir
presentan un mayor número de neuronas asociadas.
Hay que destacar la gran capacidad plástica del cerebro y la maleabilidad de su estructura funcional.
Esto significa que si utilizamos mas una parte del cuerpo, el cerebro generará un mayor número de conexiones (sinapsis) en el área correspondiente a esa parte, modificando y reestructurando la red neuronal y por lo tanto su fisiología.